domingo, 22 de abril de 2012

Ahora sí, vamos por unas hamburguesas con guacamole

Qué buen disco acabo de escuchar, y lo mejor es que es mexicano, lo sacó un cantante que trae un bagaje cultural respetable, viene arropado por ese sincretismo cultural propio de la frontera norte, más propiamente de Tijuana, esa ciudad violenta, odiada por unos, respetada por otros, única. Se llama Juan Cirerol. Las influencias de este chaval son amplias, desde la música norteña, influencias folk, country, tex-mex y por su puesto todo el petardazo de sonidos propios de esas zonas fronterizas, que guardan en su haber tintes musicales de naciones distintas. Un conductor de radio lo nombró el Johnny Cash de la frontera, y creo que no está tan alejado en su apreciación, porque trae una onda bastante propositiva, en las letras y en la música, que recuerdan por un lado a la parte más virulenta y experimental de Beck.

En este panorama actual del país que ofrece un panorama pobre, porque salen bandas indie que suenan igual, viene al rescate este muchacho con una propuesta distinta, original, y sobre todo anclado en la tradición del rock más añejo.

En su página se puede descargar el disco de forma gratuita, porque el muchacho sabe lo que trae como propuesta, no necesita de publicidad enlodada, mejor deja que su música hable, que sea su carta de presentación.  Esperemos que se mantenga así durante mucho tiempo, al margen de los devoradores de "talentos", que terminan por quitarles esa genialidad.

Señoras y señores, aquí tenemos un verdadero tributo a la amplia música mexicana, una muestra honesta y respetable de hacerlo sin caer en pretensiones "intelectualistas" absurdas, pero tampoco en híbridos carentes de sustancia.


Resized
http://www.valevergasdiscos.com/bands/1-juan-cirerol

lunes, 16 de abril de 2012

Con esta música habría menos sicarios

En un país donde no se lee, las consecuencias son desastrosas. Según las encuestas en México, no se leen ni tres libros en promedio al año, unos dicen que porque los libros son caros, otros que no hay un fomento adecuado a le lectura, pero ¿y las bibliotecas? tenemos en la ciudad creo, bastantes bibliotecas que ofrecen servicios de calidad, el último ejemplo es la tan criticada (vaya paradoja ) Biblioteca Vasconcelos.

Si no se lee, en el plano musical, la cuestión es igual de triste, basta con salir a la calle y darse cuenta de quiénes estamos rodeados, sus gustos son limitados a lo que las cadenas más poderosas de radio y televisión promueven, es decir, el sentido crítico está prácticamente minado. 

Esto no es nuevo, entre las gentes de todas las edades y niveles socioeconómicos, la cuestión varía poco. Los que monopolizan el llamado capital cultural, son unos cuantos (obviamente), que guardan celosamente su acervo, y además están conectados por vínculos cuasi-hereditarios, por eso no es raro que el hijo o la hija de tal persona notable, ocupe en un futuro el papel de sus padres.

Se podrá decir que en nuestro país, una persona tiene que trabajar mucho para mantenerse a él (o a ella) y a su familia, y por lo tan to no tiene tiempo para actividades lúdicas o artísticas. Pero parece que la televisión con sus niveles de rating  en los peores programas, desmiente tal afirmación.

Lo que más preocupa es que tales personas se pierden de muchas cosas que sin duda cambiarían su percepción, en un sentido amplio. Uno de esos discos que para mí tienen ese nivel  es Agaetis Byrjun (1999) de la banda islandesa Sigur Rós.

Cuando salieron a escena, la misma Björk sintió que le iban a tumbar su lugar privilegiado, porque la calidad de esta banda es indiscutible, capaz de elaborar pasajes memorables, que se incrustan hasta en los sueños del escucha. No sé si a esto se le pueda llamar rock, pero sin duda son composiciones que denotan el alto nivel musical con que cuentan los miembros de la banda, y merecen estar en el lugar privilegiado de las mejores bandas de los últimos tiempos, o sea en los últimos 10 años.

Para los que dicen que sólo escucho bandas viejas y anticuadas de viejos amargados, aquí está mi respuesta.


domingo, 8 de abril de 2012

Ahí les va un peso pesado de todos los tiempos

Siempre que voy a una fiesta empiezo animado, con ganas de acabar con todo el alcohol que se anteponga en mi camino, y de pasarla bien, pero últimamente esas fiestas terminan por decepcionarme, y la cruda me arranca de un manotazo la efímera felicidad de estar ebrio. Pero no es por eso que me decepciono,sino por la música. Cuántas veces he ido a casas donde en un principio te dejan seleccionar buena música en la computadora, en un ambiente donde todos, o casi todos, participan poniendo rolas, pero qué pasa, que llega alguien con pretextos como: hay que poner música para bailar, o peor aún, pongan rolas que "nos gusten a todos", y ahí vale madre la diversión.

Cuando empiezan con el reggaetón, la música grupera, la salsa, poco a poco me voy sintiendo más extraño, y es cuando todo se empieza a poner de la patada. Es muy triste ir a fiestas donde siempre ponen esa música, como si el universo musical fuera tan estrecho que a huevo hay que poner "música para bailar", o cuando ya están todos "pedos", se les ocurre poner rolas tipo José José, y similares. Es aún más cómico y triste, cuando conoces a alguien que comparte más o menos tus gustos, pero cuando ponen algo de aquélla música aquél es de los primeros en cantarlas. Ese tipo de personas son los más hipócritas, los que dicen: a mí me gusta de todo, como si el hecho de escuchar "de todo" nos eximiera de la ignorancia musical, o nos hiciera más "sabios". Claro está, que para criticar algo hay que conocerlo, los prejuicios son igual de dañinos, por eso no es correcto hablar por hablar; yo lo digo porque conozco esa música (quién no la conoce), no me llega, no tiene sentido alguno para mi, es un guateque vulgar y ya.

Sé que soy un amargado más que nunca aprendió a bailar, de hecho estoy agradecido con la fortuna por no haber aprendido, me sentiría avergonzado si lo hubiera hecho cuando escribo de esta manera. Pero también creo que este celo que guardamos las personas por la música que compartimos, es lo que la mantiene con ese halo pulcro, que a pesar de tiempos y modas sigue cautivando a los que no se conforman con lo que todos escuchan.

Uno de esos discos que se mantienen en la categoría de la inmortalidad es "Electric Mud" (1968) del mítico, legendario Muddy Waters, quien es una institución en lo que se llama blues, en su vertiente del sonido Chicago. Este disco es especial, porque Waters se metió con la onda psicodélica y tocó una rola de los Rolling Stones, pero a su estilo, entre otros covers más. No hay que decir mucho acerca de este cabrón, es un genio. A disfrutar señores.

[Electric+Mud.jpg]

lunes, 2 de abril de 2012

¿Quién dice que las chicas no saben rockear?

Hay tantas bandas que quiero recomendar en este humilde espacio, que se atiborran todas en mi cabeza hasta que se vuelve difícil discernir correctamente. 

Para tratar de variar un poco el asunto, ésta será una entrada sobre algo extraño, de música totalmente inclasificable, que raye en la locura y lo escandaloso, por lo menos en el sentido musical expresado.

A vece me pregunto ¿hay música bien hecha y música hecha con las patas? creo que depende más de nuestra percepción sensorial, del gusto adquirido por el tiempo y claro de nuestra ignorancia.

Esto lo digo porque hay un disco especial (grabado en 1969), único, emblemático de la contracultura en todos los sentidos, barre con las reglas mínimas para hacer música, es caótico, delirante y hasta chistoso, los punks están en pañales a su lado. Lo hicieron tres hermanas, que a decir de su padre, iban a ser famosas con su grupo musical, porque una bruja lo vio en su bola de cristal, incluso antes de que nacieran las hermanas. Con ese éxito musical que auguraba el padre, metió a las tres chicas en un estudio de grabación, para que mostraran al mundo sus dotes musicales, por supuesto que la idea del padre fue genial en este punto y hasta una muestra de afecto y amor inigualable, porque la fe en sus mujeres fue imbatible. Sólo que había un pequeño  problema: ninguna de las tres tenia la menor idea musical.

Lo que diga sobre ésta música se queda corto, cuando lo escuché por primera vez me quedé confundido, después me gustó, ahora es de mis favoritos. Podemos encontrar aquí reminiscencias de lo que sería el punk más lo-fi, ecos de lo que significa lo indie, y lo más importante y lo que podría considerarse como su mayor aporte, una total falta de respeto hacia la música misma. 

Hay de dos para quien escuche esto, o me manda a la chingada o me felicita, no habrá indiferencia. Hasta la fecha no he escuchado algo más iconoclasta, más subversivo y caótico, un verdadero pastelazo a todos, porque ¿quién decide qué es bueno en el rock? A la chingada, aquí tenemos una muestra de algo hecho con sinceridad, con honestidad, lo que muestra  un aprecio hacia la humanidad, claro está de una forma extraña y ambivalente.


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sábado, 24 de marzo de 2012

Esto es rock de señores, niños abran paso

El llamado britpop fue un etiqueta inventada no hace mucho tiempo por  periodistas de revistas especializadas para designar a un cierto sonido, que indudablemente sólo puede venir de esas tierras frías y lejanas del viejo continente. Pero también es una etiqueta superflua, con fines comerciales bien definidos. Sea lo que sea, lo cierto es que el rock y el pop británico gozan de buena salud. Desde los primeros guitarrazos de bandas como The Beatles, Herman's Hermits, The Dave Clark Five y muchas otras, allanaron el camino musical, con actitudes, con clichés musicales, que hasta ahora sorprenden por su finura, en comparación con sonidos alógenos.

La llamada "invasión inglesa" es el epítome de un sonido característico, orgulloso de sus orígenes, vetusto y singular. 

Regularmente a The Beatles se les atribuye la mayoría de los créditos, pero yo me inclino más por The Kinks, porque considero que sentaron las bases más delineadas de los fundamentos artísticos y musicales del sonido británico, no sólo inglés.

The Kinks son a mi parecer, una de aquellas bandas que nunca hicieron un disco malo, o por lo menos detestables, tienen canciones "medianas", pero no malas. Es difícil elegir un álbum de entre tantas maravillas que han producido, pero me decido por "Muswell Hillbillies" de 1971, un álbum único que no se parece en nada a sus trabajos anteriores, paradójicamente, este disco no suena a britpop.

Este disco es una mezcolanza bien lograda de música de cantina, de country, y por su puesto la esencia británica del pop. Alguien acostumbrado a lo más british de ésta enorme banda, sin duda no lo creerá. Con una especie de tributo-sarcasmo a la clase obrera del norte de Inglaterra, los hermanos Davies dan muestra de su genialidad tanto en la composición de las letras como en la musical. La monotonía de la vida común que llevamos muchos, la bajeza de nuestros gustos y un gusto bárbaro por el alcohol en cantidades insalubres, y muchas cosas más que sólo concierne a los simples mortales como yo, trata el álbum.

Mi felicidad es enorme al compartir con usted estimado lector, un álbum de alcurnia legendaria, de primer nivel, que a los amantes del rock and roll más rudimentario hará felices.

 

miércoles, 21 de marzo de 2012

Las tentativas humanas de dominio son tan prolongadas como un rayo de luz

La desesperanza es uno de los factores necesarios (que no el único) para la tragedia, pero también para la inutilidad, o sea la paz. En la primera significa un acto desesperado por cambiar un estado de cosas, mientras que el segundo implica la resignación, la abnegación en el mejor de los casos.

La música de Tool, suena a las dos caras de la desesperanza, a la activa y a la pasiva, la que quiere volar los cimientos del statu quo y la que quiere quedarse sin hacer nada porque sabe que los resultados serán prácticamente los mismos.  

El temblor que acaba de sacudir a esta mugrienta ciudad nos recuerda lo vulnerables que somos, son ilustrativas las tomas desde los helicópteros, que nos muestran como hormigas, que hagamos lo que hagamos el desenlace será trágico, aunque esta vez no hubo daños mayores, la próxima vez será sin duda terrible. Recordemos que los expertos en sismos dicen que vendrá uno que ni Dios padre podrá detenerlo. Esta visión "trágica" del mundo se corresponde perfectamente con la música de Tool.

El álbum que los llevó a la popularidad de ciertos sectores de la música independiente y "alternativa" fue Aenima (1996), y contiene letras tenebrosas, porque se inmiscuyen en temáticas obscuras y en tabúes de los que nadie quiere hablar, pero no lo hacen con el fin de escandalizar, sino porque lo toman como un "ritual exfoliante", de limpieza mental y espiritual (de ahí el título del disco).

Pero lo que más llama la atención de la banda es su música, que remite al progresivo de los 70's sin perder el sentido de innovación que los caracteriza, la guitarra es escandalosa, soberbia, lo mismo que los sonidos producidos por la batería. Los bajeos son densos y la voz de Keenan es perfecta, jugando con las atmósferas delirantes, angustiosas.

Tool es de aquellas bandas de las que nadie puede decir algo en contra, son perfectos músicos, son innovadores y se han dado el lujo de tocar al lado de verdaderos baluartes de la música contemporánea como King Crimson.

Este disco a decir de los que saben de estos sonidos, es una cátedra de experimentación, de equilibrios entre el rock duro, el llamado progresivo y la genialidad absoluta. Señores estamos ante una banda a decir de muchos conocedores fue la mejor de la década de los 90’s. A estas alturas ya es una grosería que alguien no conozca su música, de cualquier forma quería dedicarles un pequeño espacio, porque cuando los escuché por primera vez, mi perspectiva hacia la música en general, cambió totalmente.
Estimados lectores este disco viene en dos partes.

 

domingo, 11 de marzo de 2012

Limitémonos por el momento a los clásicos, lo demás va y viene

Alguna vez en Inglaterra, por sus calles era frecuente encontrar paredes que rezaban así: "Clapton is God", debido a su técnica, capaz de sacarle sangre a la guitarra eléctrica, pero sabemos que tal alias le corresponde a Don Jimi Hendrix, aun así, Clapton siguiendo los estatutos del blues más ortodoxo, le dio al rock una perspectiva diferente sobre todo cuando fue miembro de Cream, una banda poderosísima que a decir de los que saben, fue de los primeros grupos "pesados", despejando un sonido que encuadraba bien con las turbulentas ideas juveniles de los tempranos 60's. Antes de dedicarse a causar lástima en su carrera como solista, fue también miembro de The Yardbirds y Blind Faith, entre otros grupos de renombre. 

En una fugaz colaboración con unos de los pioneros de la versión inglesa del blues, y me refiero al señor John Mayall, dejó en claro que a la guitarra eléctrica le fue confinada la tarea de estallar los oídos de millones de jóvenes inconformes con lo hasta entonces escuchado. El disco, o mejor dicho, la obra maestra, se titula "Blues Breakers with Eric Clapton" (1966), banda que lidera hasta la fecha el nombrado John Mayall, quien es un referente inmediato para comprender el desarrollo del rock de los 60's. Entre covers y temas propios, estos genios dejaron el santo testimonio de una de las mejores facetas del rock de aquellos años.

Dicen que antes de que el blues y sus derivados se popularizaran en los EE.UU., ciertos grupos y personas vieron con desprecio esa música tan rica, pero gracias a los ingleses, el blues se reivindicó como música del alma, de raíces. Eric Clapton al igual que muchos músicos ingleses de principios de los 60's, encontraron en la música estadounidense la materia prima para explotar ideas musicales, vinculándolas con la llamada contracultura, que emergía desesperada, tratando de librase del yugo de la hipocresía moral de sus respectivas sociedades.

Prestemos pues nuestros oídos a un álbum monumental, de carácter tradicional pero innovador a la vez. 


 





sábado, 3 de marzo de 2012

Honor a quien honor merece

No hay duda de que los líderes actuales o las personas más "notables", por lo menos en México, son las personas menos adecuadas. Y no me refiero sólo a líderes políticos, también a los que deciden qué es y qué no es digno de considerarse como artístico y como legado cultural, que implica una aportación al desarrollo de la comunidad o de un país. Esto lo digo por el reciente homenaje a un señor llamado Roberto Gómez Bolaños, quien bien se sabe, es el responsable de crear bazofias cómicas como El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, entre otras más que para cualquier ser pensante, representan la cúspide de la pobreza intelectual, moral y cultural del México urbano.

No me explico como alguien tuvo la ocurrencia de homenajear a semejante persona, tal vez en unos años, cuando este señor deje de respirar le dediquen una estatua, lo que no descarto ni por un momento, ya Alex Lora tiene la suya.

Espero no se me acuse de malinchista, y se me diga que en muchos países gustan de tales programas creados por el señor Bolaños, como si el gusto a nivel internacional fuera el referente para definir la calidad de algún producto artístico, o de entretenimiento. 

Como siempre, en México ha nacido gente talentosa, pero precisamente por ello tienden a ser relegados a otro plano, o emigran a otros países donde su trabajo puede ser desarrollado con menos limitaciones. Uno de los grandes genios que hadado este país en cuestión musical se llama Juan García Esquivel. Su legado es tremendo, muchos le dicen el padre del lounge, su música es barroca (en el sentido más amplio, no en el sentido del arte barroco que definió una época), ambiciosa, ilimitada, porque parece que los sonidos salen de todas partes.

Este disco que puede usted escuchar, se grabó en 1958, pero la explosión de colores es incesante, se renueva, el tiempo no pasa para esta música. La cantidad de sonidos es realmente demasiada, como si no hubiera espacio para nada más, pues Esquivel tenía la virtud de convertir el espacio sonoro en un festín, que va desde jazz, ritmos latinos, mambo, y lo que fuera, bajo la óptica experimental, no sólo en arreglos complicados, sino en técnicas de grabación.

La primera vez que escuché a este genio fue con un disco de vinilo, titulado "Disco Aventura: Odisea Burbujas" del que Esquivel compone la gran parte de la música, y que fue el resultado de la visión musical de él mismo sobre el programa infantil que estaba bastante pacheco.

Este disco es asombroso, como toda la música que compuso el señor Esquivel, pero tal vez sea uno de los más experimentales, y por lo tanto más sorpresivos. 

Si lo que busca estimado lector, es algo novedoso, de calidad, y sobre todo meticuloso y sesudo, pero sin perder el carácter festivo, este disco es el adecuado.



domingo, 26 de febrero de 2012

Sube el volumen carajo, es Motorhead

A finales de los 60's y principios de los 70's Hawkwind fue una banda especial que llamaba la atención porque ofrecía en sus conciertos una especie de performance, pues sus pasajes sonoros incitaban al viaje astral. Estaban anclados en la era flower power, pero también proyectaban una música más dura, alimentada también por el uso de sustancias prohibidas.

A principios de los 70's, un tal Lemmy Kilmister ingresó a sus filas, pero este muchacho traía unas ideas un poco extrañas, quería sonar más rápido y alocado. Su aportación en la banda fue notable, sobre todo con "Doremi Fasol Latido" (1972) que es una muestra de rock espacial, con guitarras densas y bajeos no menos duros.

Cuando Lemmy fue echado de Hawkwind en 1975, se dejó influenciar por la naciente era punk que vino a revolver ideas y a causar furor entre los jóvenes de aquellos años, además influenciado por la herencia de los llamados power trio y con sus ganas de ser, según sus propias palabras, parte de la banda más ruidosa del planeta, nació Motorhead, gracias a un tema del mismo nombre de la legendaria Hawkwind, que él mismo compuso.

Unos dicen que Motorhead sentó las bases para el futuro Thrash metal otros que sólo son una banda de rock and roll, pero con turbosina inyectada, y que tienen como frontman a un obsesionado con los sonidos furiosos sin concesiones, pero a la vieja escuela.

Las aficiones de Lemmy por el cuero, por las motocicletas, por las mujeres voluptuosas y al alcohol, se llevan muy bien con su pulso acelerado de tocar el bajo, que siempre lo proyecta hacia la multitud, ansiosa de ser ametrallada por su sonido vulgar, motorizado, endemoniado.

Este disco que le traigo a continuación, se titula "No Sleep 'til Hammersmith" (1981), es un disco en vivo, y es una cátedra de rock duro, porque vale más un golpe certero hacia el oponente, que cientos de golpes tirados sin dirección y sin fuerza, por lo menos en el boxeo de nivel. Su música es concisa, sin malabares innecesarios, porque sabe muy bien que el rock and roll de verdad no necesita "virtuosos".

Aquí encontramos rolones como "Capricorn", "Stay Clean", y la seminal "Ace of Spades". Este tipo de canciones son las que deberían escuchar los mocosos que se pican con bandas mugrosas tipo DragonForce.

No hay más que decir, sólo hay que disfrutar esa música que puede causar malestar a los de oídos blandos. Yo recomiendo escucharlo en carretera a más de 120 kilómetros por hora, y si se puede con unas cervezas a la mano, pero bien frías, porque la música de Motorhead hace sudar y pone nervioso. 


http://uploading.com/files/5mm71c69/MOTORHEAD%2B-%2B1981%2B%2BNo%2BSleep%25C2%25B4til%2BHammersmith.rar/

sábado, 18 de febrero de 2012

Hay de ruidos a ruidos

En estos días fríos y melancólicos no me surge mejor grupo para musicalizar que Ride. Su sonido recuerda los guitarrazos de My Bloody Valentine, tan melancólicos como desgarrados, reduerda a la demencia ruidosa de Jesus and Mary Chain, pero también algo a The Cure de la primera época ochentera por su aparente obscuridad. Nowhere (1991) se titula su disco más emblemático y trabajado, que presenta un sonido poderoso, verdadero noise y voces fantasmales, con remembranzas a Sonic Youth.

Recordemos que en esos años Nirvana y toda la camada de grupos de sonido similar se apropiaron de la "escena musical", mientras que los británicos ya preparaban la música futura. Antes que Oasis y Blur, grupos como Stone Roses, My Bloody Valentine, Happy Mondays y por supuesto Ride, planeaban asaltar la escena de la música independiente con sonidos nuevos e intrigantes.

La esencia de la psicodelia y la brillante visión inglesa del rock dieron como fruto este tipo de grupos. Moldeados en su mayoría en la vieja escuela, alimentaron su sonido con las posibilidades tecnológicas de la época. 

Si usted estimado lector, es fanático de las guitarras omnipresentes, que atiborran todo con su rasgueo incesante, no se decepcionará de este álbum, pero también para los amantes de sonidos melancólicos, esos sonidos que evocan el pasado que nunca vivimos, o si lo vivimos nos cuesta trabajo revivirlo sin reproches.

De pilón, la portada del álbum es grandiosa para escuchar su música, simple, pero sugerente, como si el mundo fuera de un solo color, del que sus matices desmienten la aparente homogeneidad.


domingo, 12 de febrero de 2012

La revolución fue una broma

La escena musical que se vivía a finales de los 70's en Nueva York fue tan fructífera como ambigua. Al CBGB's y al Max's  Kansas City iban desde poetas, pintores, y por supuesto músicos gamberros ansiosos por la explosión del punk, en su versión utópica proveniente del Reino Unido, y por su versión gringa, con raíces musicales más arraigadas en grupos como Velvet Underground y MC5 (estos locos quemaron la bandera de EU, en un concierto a finales de los 60's, posteriormente el grupo desaparecería por su radicalización e incitación a disturbios, el testimonio se llama "Kick Out the Jams").

En Nueva York, se gestó una escena que quería volar los clichés culturales y musicales de la época. Cuenta la leyenda que un joven llamado Robert Quine, asistió a la mayoría de los conciertos que ofreció la mítica Velvet Underground, y en uno de esos los grabó en un rudimentario aparato. Fue tanto el asombro del joven Quine, que decidió dedicarse  a lo mismo, así con Richard Hell formaron a  The Voidoids. El joven Hell ya había probado suerte con Television, pero los abandonó y formó su propio grupo con Quine y con Marc Bell (posteriormente Marky Ramone).

Dicen que la energía que se respiraba en aquella Nueva York era tan enérgica como destructiva. Ahí estaba la llamada New Wave lidiando y conviviendo con la No Wave. Estaban Suicide, Television, los Ramones con sus rolas simplonas pero memorables, Johnny Thunders, Talking Heads, James Chance con su versión dinamitada del funk y muchos más que querían darle en la madre al rock and roll.

El primer álbum que grabaron Ricard Hell and The Voidoids, se llama "Blank Generation"(1977), y con tremendo título se ganaron el respeto de por vida. En esos escenarios se daba la pugna por el intelectualismo que fluía por esos bares, contra la corriente punk más radical. La efervescencia de ideas era continua y evitaba concentrase en algún dogma. Dicen que la faceta punk fue una estafa que se aprovechó por la desilusión juvenil de aquellos años, puede que sea así, lo que no podemos negar es el legado contracutural que implicó una revalorización del rock and roll como música que incita a la rebelión, por lo menos en el plano artístico y cultural.




domingo, 5 de febrero de 2012

Volvamos a lo primitivo y toquemos con piedras y huesos

Hay bandas que a pesar de los años, se mantienen intactas, su música permea generaciones distintas. 

A veces no me explico cómo alguien que estudió música, que supuestamente conoce la teoría musical, conoce la técnica, no es capaz de hacer algo que trascienda momentos históricos. The Troggs, una banda que hacía canciones con un toque bubble gum, sencillas, pero demoledoras, desde la legendaria "Wild thing", hasta "With a girl like you", fueron el ejemplo más claro de cómo no darle en la madre a las canciones con arreglos de sobra.

La guitarra sucia, en la onda garage, golpeteos primitivos de la batería, siguiendo la línea básica pero dura del bajo, y por supuesto la característica voz de Reg Presley. Debo confesar que son para mí una de las mejores bandas de los 60's, porque fueron capaces de crear su estilo propio en la "sencillez" y sobre todo porque no cayeron en la megalomanía que afectó a muchas bandas de aquellos años. Tenemos pues, una muestra de cómo hacer las cosas con lo que se tiene a la mano. Este fue su debut (1966), un disco tremendo, que sólo merece aplausos y muestras de gratitud.

Dicen que bandas como The Vines y The Hives, son herederos de este tipo de sonidos básicos pero carnívoros: yo no estoy tan seguro, The Troggs sí sabían hacer las cosas, y como argumento traigo este disco hasta los oídos de quien quiera escuchar a uno de los padres del Garage rock.

Una buena versión inglesa de la parte más ruda y salvaje del rock and roll. Conviene pues destapar las cervezas y regocijarnos por esta buena música.


sábado, 28 de enero de 2012

Señores cierren el pico que están sonando The Beatles

Cuántas veces no nos hartan programas de radio como "El Club De los Beatles". Pero no es tanto la culpa de grupo sino de los que idolatran al cuarteto de Liverpool como si fueran de otro mundo, lo que les impide ver sus límites y contradicciones tanto comerciales (y musicalmente) como de postura política. Pero cuando encuadramos al grupo en su justa dimensión, tenemos que es un grupazo, un grupo que llevó y contribuyó a establecer los límites del llamado Britpop.

Un disco, que para mí marcó tendencia tanto musical como en términos del concepto del pop (1965) fue "Rubber Soul", pues es un disco que marca una tendencia más pop en el buen sentido, porque se aleja más de lo que se venía haciendo, sus rolas suenan más complicadas y es un preámbulo a lo que vendría después con "Revolver" y posteriores. Es bueno recordar, que antes del 66, la psicodelia no irrumpía en su versión escandalosa, como lo harían los 13th Floor Elevators o Pink Floyd por ejemplo. Pero las bases de ello la pusieron grupos como The Beatles, que a pesar de ser llamados "fresas", establecieron pautas para el porvenir musical en ciertas facetas pop. Este disco no aburre, cuenta con matices tan ricos y variedades sonoras, que le tumbaría el puesto a cualquier grupo actual  o de los últimos 10 años, sin temor a exagerar.

Una belleza absoluta, una obra que deslumbra por la eternidad de cada una de las canciones, me inclino con respeto y de paso voy por una bebida acorde con la alteza de esta música. No quiero decir más, me enorgullece compartir esta música tan hermosa, tan sencilla como elaborada. A salud del cuarteto de Liverpool.

lunes, 23 de enero de 2012

Señoritas deberían aprender a bailar con esta música

Alcohol en exceso, nubes de tabaco aposentadas en las caras de los libertinos, que si no tienen unas cuantas drogas en la chaqueta,  traen un revolver dispuesto a hablar en cualquier momento. Ese era el ambiente de aquellas épocas que se vivían en Las Vegas (a mediados de los 50’s y principios de los 60’s), aquel sitio donde el sueño americano se convertía en pesadilla, donde el verdugo exprime hasta la última gota de su víctima. Le saca los últimos centavos, pero qué importa, las mujeres en bikini, sacan una sonrisa socarrona a los bribones que pululan por allí, las musas del infierno, bailan y bailan striptease.

Le traigo estimado lector, una colección de canciones realmente impactante, que le transportarán a aquella época, a aquellos lugares e imágenes que aparecen en “Miedo y asco en Las Vegas”, del loco Hunter S.Thompson. Lo que despide esta música son excesos, sexo-servidoras, agandalle, un frenético gusto por el alcohol y elegancia también, pero ante todo, despide el espíritu de un tiempo que no regresará, una época tan intensa, como inocente, porque la gente de aquellos lares, sólo quería divertirse un poco más.

Estos, discos, porque son dos, me emocionaron bastante, fue una revelación para mí, una colección de canciones que muestran la originalidad y a intensidad con que se vivía por allí en esos años, un auténtico petardazo de sonidos y revolcadero de cerdos. No tengo más palabras, la música de estos discos es demasiado buena, demasiada mala leche. A disfrutar con la bebida adecuada. ¡Salud!

De última hora, acaban de tumbar el link para la parte dos, gracias a los cerdos de …. Ya ni pepes.


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domingo, 15 de enero de 2012

Bajo el efecto de ciertas sustancias, a veces salen cosas buenas, Thomas de Quincey es la prueba fehaciente

Cuando un grupo se estanca en un "esquema musical", tiende a aburrir tarde o temprano. Ya sea por falta de creatividad o por conveniencia, muchos grupos terminan sus días porque ya no dan para más.

Me imagino que en los 70's debido a la cantidad de propuestas musicales, era harto difícil mantener la suya propia, porque los tiempos iban en movimientos vertiginosos, y la nueva tendencia musical podía provenir del lugar menos pensado.

Juicy Lucy, se podría decir, fue una banda "mediana", no porque fueran malos, sino porque perteneció a esa camada de grupos psicodélicos que se fueron perdiendo en las sombras, mientras que ciertos grupos se apropiaron del terreno comercial y del recuerdo de las masas. 

Este grupo marcó una distancia musical considerable, respecto de su primer disco, pues mientras que empezaron inclinándose más al blues-rock, en el segundo álbum tenemos muestras de progresivo y otros sonidos enfermos, propios de bandas inventivas y propositivas. En este segundo álbum, titulado "Lie Back and Enjoy It" (1970) encontramos hasta un cover a "Willie the Pimp" del primer álbum solista de Frank Zappa, el "Hot Rats" (1969), un disco enloquecido y cargado de sonidos que desafían al más intrépido.

Con rasgos de soul, funk y de blues, este álbum emana olor a "la gran verde", invocando a los más ortodoxos de la "música negra" estadounidense. En verdad, es un disco muy recomendable, para los tercos que se aferran a los viejo, y resisten escuchar a Interpol o Coldplay. Así que saque un buen carruco y deje volar su imaginación, porque la música se presta para ello.


http://www.multiupload.com/JD350O2S70

domingo, 8 de enero de 2012

¿De qué juventud estamos hablando señor?

Hace un par de días leí un artículo sobre la llamada revolución de las redes sociales, de Malcolm Gladwell, un sociólogo norteamericano. En tal texto aborda la falacia que implican  redes como Twitter y Facebook para logar cambios profundos en la sociedad, cuando se trata de resistencia civil, o desobediencia civil.  El punto medular de su argumentación, radica en el compromiso adquirido de las personas para participar en una protesta dada, pues dice que entre menos sea el riesgo de sufrir un agravio a su integridad física o moral, mayor será la participación de la persona. Esto lo comento, por la apología que comúnmente escuchamos en los principales medios de comunicación, arguyendo que gracias a estas redes sociales, el poder ciudadano se ha multiplicado. Pero lo que vemos más bien es una especie de saco donde cabe de todo, es decir, la diferencia y la oposición se quedan en el muro de Facebook, totalmente bañados en cloro sin ninguna posibilidad de realización, o lo que es lo mismo, el statu quo sale victorioso sin oposición.

Mis días en la UAM Azcapotzalco, cuando cursaba la carrera de Sociología, me enseñaron que la hipocresía es el elemento más abundante en las aulas y fuera de ellas. Cada quien quería un pedazo del hueso. Ya sea una beca o una ayudadita del profesor para conectarse laboralmente, mientras lo más importante, el estudio, quedaba en segundo plano. Las personas más inteligentes que conocí se quedaron en el olvido, mientras que los más fanfarrones y por lo tanto menos inteligentes, son los que triunfaron en ese ámbito “académico”.  Estas personas “victoriosas” eran los “grillos” –que por lo regular lo fueron también mientras estudiaban el bachillerato-que no entraban a clase, o cuando entraban, no tenían la menor idea de los temas discutidos, pero eran hábiles para embaucar a jóvenes indecisos, sin criterio propio, para sus propios fines, y así por medio de Facebook o Twitter alentaban a la “lucha estudiantil”.

Así, como lo ha mencionado el señor Gladwell, tales redes sociales, más que incitar a un verdadero cambio como lo fue en los 60’s o 70’s, son versiones edulcoradas, que han servido para que unos charlatanes saquen provecho de temas que antes no tendría sentido mencionar.

En la música, lo que tenemos son etiquetas que ya no significan nada, pero que sirven para apaciguar las ansias de “ser algo” de muchos jóvenes, etiquetas que se llevan muy bien con el carácter de tales redes sociales, que promueven una identidad sin sentido alguno, y por lo tanto sin futuro.

Aún así, hay quienes guardan respeto por lo que sucedió en los viejos tiempos del rock, cuando la música se hacía con honestidad. Y cuando hablo de honestidad me refiero a personajes tan importantes como Van Morrison, quien ya había dado muestras de su talento cuando compuso el legendario tema “Gloria” cuando andaba con los Them, que más tarde harían famosos The Doors. Van Morrison nunca ha sido alguien que acapare reflectores, pero la lista de músicos que lo respetan incluye a gente de calibre pesado.

El disco que les traigo es su tercer disco en su carrera como solista, un disco íntimo, que abreva tanto del jazz, como del R&B, volcando piezas pop trabajadas, hermosas, que no decepcionan nunca. “Moondance”(1970), es un disco que salió cuando bandas como Led Zeppelin, Grand Funk y Black Sabbath estaban en pleno auge, por lo que este disco pasó prácticamente desapercibido.

No se diga más, escuchemos este hermoso disco, que hará felices a los amates del jazz suavecito y con sabor a café, pero también a los que gustan de las melodías poperas bien trabajadas.