miércoles, 24 de agosto de 2011

Brindemos por Alan Vega


No soy muy bueno para recordar frases, pero las grandes ideas se me quedan impregnadas como latigazos; alguna vez leí esto: a quien dices tu secreto, das tu libertad, o sea que nunca es bueno abrir tanto el pico, porque las palabras nos delatan. En la llamada condición posmoderna según Lyotard, prácticamente no hay secreto, estamos en la sociedad de la sospecha, ejemplos: la declaración de impuestos, video-cámaras, programas de reality shows, sexología y por su puesto las redes sociales en Internet con todas sus facetas –como Facebook, Messenger, Twitter-. Ya nada escapa al escrutinio público, por lo menos la privacidad de la gente común como yo, prácticamente no existe, además alguien o algo, es dueño de mi destino, la idea del liberalismo político de que yo soy dueño de mí mismo, se desmorona fácilmente. Aunque los ricos también son parte del juego, basta con hojear las secciones de "sociales" del Reforma por ejemplo, donde salen unos tipos haciendo alarde de su capacidad económica, exhibiendo a su familia, amigos y a él mismo, como una especie de violencia mediática.

Es de espantarse la cantidad de morbo que nos rodea; podría pensarse que ese flujo torrencial de información es potencialmente saludable, pero lo que vemos es lo contrario, hay una especie de discurso hegemónico que aplasta a las grandes ideas. Esto se ve en el plano político como en el cultural, y en la música no podía ser de otra manera. 

No me explico, cómo es que hay bandas tan buenas que pasan desapercibidas para la mayoría de la gente. A finales de los 70's un visionario llamado Alan Vega se juntó con Martin Rev para crear una banda escalofriante, se hicieron llamar Suicide, una de las bandas más infravaloradas de todos los tiempos.

La primera vez que los escuché me quedé atónito, su sonido es asesino, inclasificable -algunos lo llaman synth punk-, posee una fuerza única. Su primer álbum contiene rolas como Ghost Rider, Johnny o Frankie Teardrop, que son apocalípticas, en el sentido literal de la palabra. Creo que este álbum -homónimo- entra en la lista de los 5 mejores de la década de los 70's, y por lo tanto, de todos los tiempos, pues su sonido auguraba el delirio sónico de los 80's. No tengo más palabras, Alan Vega es un genio no reconocido, en parte por lo que se mencionó anteriormente.


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