Estamos en tiempos de los “expertos”. Que si hablamos de democracia, hay que preguntarle a Sartori, que si hablamos de ciencia, hay que preguntarle a un científico con tres doctorados, si hablamos de música ¿también hay que preguntarle a los expertos? Por ejemplo: ¿a revistas como Wire, Pitchfork, entre otras? No estoy tan seguro, a veces en sus litas, que por lo regular sí son acertadas en sus apreciaciones, dejan de lado una serie de álbumes, que a mi parecer cumplen con los requisitos para ser considerados inmortales.
Todos tenemos preferencias, ya sea por el tipo de lectura, por la ropa que usamos, o lo que comemos, por ello hablar de un álbum siempre implica una apreciación subjetiva, no obstante una previa valorización con base en comparaciones y reflexiones, que implican un conocimiento general de la música en cuestión, nos sirve como guía para aproximarnos de la manera más certera posible.
Uno de aquellos discos que nunca entraría en una lista de los mejores, pero que a mi parecer es tremendo, es “The Essential Fucked Up Blues” (2000)–con este título ya sabemos por dónde va el rollo- de dos tipos de Alabama, aferrados al blues de antaño, llamados The Immortal Lee County Killers.
Cuando por fin conseguí este disco, casi me dieron ganas de llorar, y cuando lo escuché completo me lo chuté con una botella de whisky, porque no había escuchado algo más salvaje y demoledor que esto. Desde la primera canción, el escucha está ante una serie de petardazos auditivos, amenazado con una guitarra que lleva dinamita y una batería tan puerca como los estados sureños gringos.
Este disco, su debut, de confección casera, trae pura mala leche, sabe a resaca de Bourbon y a desierto, porque en materia de blues, es tan ortodoxo como propositivo. Su sonido es tan canalla, que hace parecer a The White Stripes como las hermanas de la caridad, y a The Hives como unos niños chilletas. Así, que mi estimado lector, le traigo a continuación, uno de mis discos favoritos de todos los tiempos, un brebaje de garage rock y blues, con raíces y con la virulencia imaginativa del rock sureño de los EE.UU.

qué barbaro. Usted va mejorando en cada entrega.Buen Kaleb ya es hora de hacer una revista digital, tu con tus excelsas recomendaciones, yo con mis pesimos cuentos, y por ahí uno que otro ser extraño se puede unir al grupo de gente con ideas pero sin empleos dignos. Saludos.
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