En los 60's, la genialidad de The Beatles opacó, por lo menos comercialmente, a otros genios. Muchos talentos musicales de aquellos tiempos quedaron en el olvido, algunos sobrevivieron, otros se quedaron en la memoria colectiva de aquellos años, en espera de ser rescatados.
Los Beach Boys siempre fueron considerados como unos aprendices en comparación con los de Liverpool, unos muchachos que lo único que querían era festejar la bonanza de aquellos años, mientras disfrutaban de un coctel en las playas de Hawái. Tal vez algunos de sus miembros sí lo eran, pero este achaque de ingenuidad no vale para el cerebro credaor del grupo: Brian Wilson.
Uno de esos discos que no se les da su lugar, es sin duda "Pet Sounds" (1966), un disco ambicioso, pomposo y sobrecargado de sonidos que ejemplifican mejor que ningún otro disco o grupo, lo que se vivió en esos años. La era flower power en su versión americana, tan llena de vida y genialidad.
Pero la odisea musical no terminó con los Beach Boys, los proyectos sonoros de Brian Wilson eran ambiciosos, grandilocuentes, por lo que tuvo que llevarlos a cabo solo. Por allá del 66-67 Wilson tenía ya varias maquetas musicales para su más ambicioso proyecto, pero por cuestiones de las disqueras y su desilusión al escuchar el "Sargento Pimienta" de The Beatles, lo dejó guardado.
Por fin en el 2004, el señor Wilson decidió terminar su gran sueño (Smile), un disco que sorprende por la composición rebuscada, que hace uso de sonidos inimaginables, para dar cauce a sus más aferrados delirios sonoros.
Yo recomiendo escuchar este disco una mañana bajo cobijo del sol, con una buena bebida refrescante y sobre todo con los oídos bien abiertos, para apreciar en su totalidad esta obra monumental.
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