Cuando se habla de avant-garde en la música, se nos viene a la cabeza gente como John Zorn, Mike Patton, Fred Frith...pero a finales de los 60's y 70's un loco llamado Miles Davis marcó la pauta para el devenir del jazz y la música experimental en general. Cuando comenzó a fusionar el rock bajo la perspectiva del jazz y los alicientes del funk, Miles Davis ya había tocado con leyendas del género como Charlie Parker y Max Roach, así que su bagaje respecto al género era ya sólido y respetable.
Se dice que Miles Davis estaba impresionado con la música de Don Jimi Hendrix, y que incluso hicieron planes para tocar juntos, pero como sabemos, el maestro del "rock-blues endiablado" murió antes de que se llevara a cabo semejante encuentro, que de haberse dado, tal vez hubiera resultado una de las jam sessions más escandalosas de todos los tiempos. Por ello, en lugar de Jimi Hendrix, invitó a John McLaughlin, y a otros dementes que fungieron como los aprendices del amo del jazz-rock.
Uno de los discos más enfermos y escalofriantes que he escuchado se titula "Live Evil", es de 1970; éste cuenta con pasajes onríricos, con experimentaciones que rayan en el delirio, pues la trompeta de Davis escupe notas distorsionadas por el wah-wah, que en una primera escucha puede provocar serios problemas a la salud mental del receptor. Este disco no es apto para los aficionados al "jazz de cafecito", o sea no es para hacerse el intelectual mamón, porque aquí lo que encontramos es un amasiato de sonidos inimaginables, con carta de presentación directo del pandemónium.
Cuando escuché este disco por primera vez, pasaron por mi cabeza un sinnúmero de imágenes "pesadillescas", y llegué a pensar, que en realidad, lo que Davis quería proyectar con esta música era una especie de reclamo por las atrocidades que se cometieron contra los negros, pero también una reivindicación musical, que exigía ante todo, un lugar en el olimpo de los dioses de la música, junto a los más grandes: Bach, Mozart, Mahler, Beethoven, y creo que lo logró. Y no estoy exagerando, tal vez habrá quien diga que la música de Davis entra a en la categoría de "música popular", y que por ello no se compara a la "música seria"; yo no estoy tan seguro de ello, pues lo que hizo Miles musicalmente, sobre todo dándole nuevas perspectivas al jazz, no lo podemos encontrar en otro lado, lo que le da cierta autoridad para posicionarse como genio, pues sus conocimientos musicales eran enormes y brotaban de una música que poco a poco se ganó el respeto de los críticos más exigentes.
Ya sin tanto rollo, le dejo la liga para que escuche esta música compleja, ambivalente y de corte ritualista, porque es ante todo, un homenaje a la música negra.
Gran...qué digo...grandisímo disco. Señor Kaleb yo que vengo saliendo del infierno, y usted vuelve a llevarme a eso lugar de animas solirarias jejejeje. ¿Cuando te hechas una reseña de John Cash, o algo de electronica de la primera escuela?.
ResponderEliminarDe verdad nunca imagine que el jazz podría ser algo tan rebuscado y propositivo como este disco. Es un salto sensacional de la improvisación a la experimientación brutal. El disco va creciendo conforme se avanza, a partir de la cuarta pieza, se escucha un mundo de sonoridades, una puerta que se abre y dentro se encuentran incubos atronando con sus dedos las tensas cuerdas, una musica de ambiente, digna para volarle los sesos a los beatnik´s, para golpear con pesado mazo las paredes viejas. Auuuuuuu.