"¡Quien tenga oídos, que se fije y oiga! Yo callo: el lobo no está
lejos de mí."
Brant
Los diablos y verdugos, están
esparcidos por millones en la tierra, se cree que es la naturaleza humana la
que forjado sus corazones de fiera; la ciencia, y más específicamente, la
etología y las más especializadas ramas de la neurociencia, se han inclinado bastante
hacia un "determinismo ontológico", estableciendo de facto que, el universo
es fácilmente abarcable por las más sesudas aéreas del saber humano. El miedo a
la obscuridad, al azar, el pender de un hilo, son residuos del dolor que produce
el nacimiento, y las pesadillas asolan diariamente a ésos diablos con el
terrible recuerdo primigenio . Los límites del entendimiento humano, son apenas
perceptibles, y los que rozan el horizonte, nadan en las inmarcesibles aguas de
la locura. La magia negra es el resultado de la superación de la "ciencia
exacta". Permítanme explicarme.
La alta poesía es, más que el
acceso a las mieles celestiales y al terror celestial, una llave a los ignotos
designios al que está destinado el género humano. La traza que hace el poeta de
sus visiones, son como pinceladas de un niño, al describir el universo dentro
de una hoja de papel. El Conde de Lautréamont, posiblemente uno de los más
grandes poetas de la historia, en un frenesí bacanal, nadó, hacia mar abierto,
contempló el asesinato de un tiburón, a manos de su pareja carnal, una hembra tiburón, después hicieron el amor,
y engendraron seres terroríficos, que viven en los abismos de los mares más
remotos. "Los Cantos de Maldoror", no es sólo una obra literaria, es un
testimonio en alta definición, de las vivencias de un iluminado, que vivió en
carne propia, el ser un condenado en la tierra, al contemplar y sentir en carne
propia el excelso mundo que nos gobierna, ¡a nosotros, los seres más ciegos del
universo!
La isla descubierta en el Siglo XIX, por el
Oficial Naval de origen británico, Maurice Vidal Portman, es posiblemente el descubrimiento
más importante, después del descubrimiento del fuego. En efecto la Isla
Sentinel del Norte, ubicada en el Océano Índico, posee los secretos más remotos
de la existencia humana, secretos que "la
Ciencia" como la conocemos, no alcanzará nunca a explicar.
Si existe una raza superior, que
nunca se ha mezclado con ninguna otra, es la tribu que habita la Isla. Se
desconoce el idioma que hablan, no tienen ningún parentesco con las tribus más
cercanas. Son hostiles a cualquiera que no sea de la tribu, los asesinan en
el acto.
Se cuenta que el Oficial Británico, después de ganarse confianza de
los sentineleses, secuestró a algunos para llevarlos como animales raros al
Viejo Continente. Craso error, además de ser engañado, (los que llevó no
eran propios de la tribu sino cautivos de otras) le lanzaron mil maldiciones
que hasta ahora nos siguen castigado. Se sabe, por fuentes altamente confiables,
que la tribu que habita la Isla, son descendientes de los Nefilim, los
gigantes que eran el resultado de la unión de seres diabólicos (no
humanos) con hembras humanas. El sabio Flavio Josefo, los menciona, como seres
que asolaron a muchos pueblos, y fueron el terror de los judíos en la antigüedad.
Se cree que fueron destruidos durante el gran diluvio con Noé. Se sabe que de
la unión antinatural con algunos primates desconocidos, dieron nacimiento a la
raza de los Sentinel, avezados primero en lo que conocemos como "Ciencia",
evolucionaron después hacia la Magia Negra. En su gran viaje, Marco Polo, pasó
de largo, evitó acercarse a la terrible isla, le contaron los nativos que eran
caníbales; lo fueron, pero después se volvieron vegetarianos.
Se sabe que entrenaron a Buda, a Jesús y a
Mahoma, ayudando a crear la mayor plaga de fanatismo hasta ahora, sólo por
poner un ejemplo. En términos imprecisos se podría decir que son demiurgos del
Universo que nos gobierna. Ellos educaron a Pitágoras de Samos para concebir su
Armonía de las Esferas, sobre los sonidos del Universo, en perfecta sincronía, tanto
tonal como matemáticamente , que son la base y la estabilidad del Universo, el
resultado: el Silencio. Sólo audible para los iluminados. Los sentineleses, son
capaces de producir disonancias fatales, a gran escala, en cualquier parte del
universo, con el sólo soplar un hueso milenario.
A Screamin' Jay Hawkins lo entrenaron
por diversión, y el loco lo mezcló con el blues que había aprendido, creando
ésas obras maestras de la música popular. Ellos conocen todas la lenguas, pero
nadie conoce la de ellos. Miles de años de hermetismo total, manejan el mundo y
el sueño del resto de los mortales. Una de sus grandes habilidades es la
manipulación del sueño de los terceros, sin importar la distancia geográfica.
Se sabe que Jacobo Grinberg fue, durante su juventud, aceptado brevemente para
ser entrenado, de manera laxa. Pero al enterarse de su avance, y del peligro
que suponía al orden establecido, los sentineleses lo mandaron llamar, contra
su voluntad; terminó reposando en el cardumen de almas negras que rodean la
Isla, el cardumen del que bebió Lautréamont. Uno de sus experimentos fallidos
dio como resultado el nacimiento de los Rockefeller, una deviación genética de
una cruza con monos ovíparos endógenos (ya extintos desde hace miles de años).
Un primitivo experimento, que estuvo guardado durante miles de años, y que
terminó siendo olvidado, para después ser lanzado hacia el mar, ignorando que
los "seres humanos creados", poseían una capacidad asombrosa para adaptarse
y dominar seres humanos "reales".
Como en toda sociedad, hay una
clase dominante, conocidos como Los Padres Sentileses, de sexualidad ambigua, y
morfología desconocida, viven bajo tierra, se sabe que de vez en cuando salen a
fumar una hierba autóctona, y salen a tocar unos instrumentos, en forma de
vara, con arco de huesos, divirtiéndose de vez en cuando con hacer estallar el
mundo con su música. Una música que, sólo la fauna de las aguas abisales son capaces de detectar y de disfrutar.