domingo, 19 de noviembre de 2017

No abras puertas desconocidas

Estaba yo en el cuarto pequeño. Es color verde, sin cuadros, sin nada, con la ventana cerrada. Mi miran un pato, un chino y un dragón de Komodo. Detrás de la mesa rectangular, ellos parecen inmóviles, de cera, sólo del hocico del dragón se escurre lentamente una pequeña gota de sangre, como de miel. Expresan la resolución de un alto mando militar, como si éste fuera a sacar la sopa de un desertor o traidor.

¿A qué he venido estimados señores? ¿Quién me trajo hasta aquí y con qué propósito? La pantalla de atrás indica: Región no normalizada. Ellos siguen mirando fijamente. No se mueven, parecen de juguete, pero no lo son, y el aire se torna cada vez más frío. Siento que sus miradas no son hacia mí, aunque no dejan de apuntar a mi rostro. Diez segundos después la pantalla vuelve a emitir el mensaje: Región no normalizada. Comienzo a sudar a pesar del frío. Mis manos dejan de responder a mi parte racional, comienzan a independizarse, a querer escapar, para abandonar al resto de mi cuerpo. La silla que me separa a un metro de la pared parece moverse también, como si estuviera montado en un caballo furioso. Vuelvo a preguntar ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Quiénes son ustedes? Mi mano derecha me traiciona y señala al pato, enseguida le hace una seña obscena. Nadie se mueve. La pantalla emite otro mensaje: Región actualizada. Ahora mis piernas quieren echar a correr, a pesar de mi firmeza mental.

El pato dice: Cuack, el Chino tose, y el dragón no se mueve. La gota de sangre comienza a secar en la mesa, porque hace rato que aterrizó ahí. Comienza a salir agua , se cola por la puerta, parecen no inmutarse, siento lentamente mis calcetines ahogados. El agua aumenta rápidamente, sólo el pato aletea rápidamente, para volver a su posición original. Como si la mesa fuera inmune al agua, no se mueve, y ellos tampoco, mi silla comienza a naufragar en el cuarto, y yo con ella . Ellos me siguen con la mirada escrutadora.

La pantalla emite otro mensaje: Canción , Aceptación, Revolución. Yo digo: Rock and roll. Inmediatamente, como si adivinase el acertijo, el pato salta sobre mi cabeza, mi picotea, hasta sangrar, y cuando comienzo a asimilar la violencia del ave, el dragón ya me está lamiendo la sangre, mientras el chino observa en posición de loto. El agua ha desaparecido. Comienza a sonar "Heroin" de Velvet Underground. Terminando el caos de la canción, desaparece el dolor. Ellos se han ido, y yo estoy solo en mi habitación, esperando que suene la siguiente canción. Esta vez dejo la ventana abierta, por si necesito respirar.


Comienza la siguiente canción. Se asoma un Zeppelin en forma de plátano por la ventana. Decido esperar, con más precaución. Alguien toca, dice tener un cargamento para el dirigible, que ya se ha estrellado en una esquina del cuarto, y veo cómo las llamas comienzan a destruir el fantástico artilugio. 



lunes, 7 de agosto de 2017

La lata del futuro


Una disculpa por mi prolongada ausencia. Estuve fuera del plano corriente, trabajando en un proyecto para el desarrollo de un producto que, a pesar de su propuesta revolucionaria en el mercado del rubro alimentario-entretenimiento, no vio a luz por los resultados nefastos de los experimentos finales.

Por medio del trabajo multidisciplinario, yo y mis compañeros trabajamos en desarrollar un producto que satisficiera no sólo el estómago del cliente, sino su calidad fisiológica y senso-motora, de manera que la experiencia al consumir el producto derivara en una nueva forma de consumo más integral, de tal forma que se experimentara, a intervalos variables, de acuerdo a la constitución somática personal, y experiencias propias lo que sintieron los acompañantes de Timothy Leary en sus más famosos viajes psicodélicos.

Como mencioné anteriormente, fue un trabajo multidisciplinario, y cada línea o equipo de investigación se especializó en su área, lo que conjuntamente dio como resultado, lo que los expertos en mercadotecnia nombraron como CAN.

CAN era una lata como cualquier otra, y se abría con un abrelatas corriente, ya que fue sugerencia de los expertos en psicología, neurociencias, psiquiatría, etc., pues coincidieron que era indispensable para activar las zonas primitivas del cerebro, de manera tal, que el consumidor experimentara una "sensación total". Esto en segundo lugar, ya que la primera experiencia era visual, porque la lata no tenía forma, ni dimensión concreta, mucho menos color definido, ya que la lata, a lo lejos, sólo era un vehículo que expresaba los deseos o temores más inmediatos; de tal suerte que había personas que confundían la lata con un rascacielos, o una escalera infinita, con movimiento interno, como una escalera eléctrica al cielo, o al infierno, según la persona. Otros sólo lograban verlas cuando alguien les comunicaba su presencia, de manera que su ceguera se convertía en una borrosa visión, de la que sacaban conclusiones extrañas. Es de señalar que, de este grupos de personas primero ciegas, eran generalmente instruidas, gente con muchos títulos universitarios y académicos.
Según los sociólogos, el grueso de la población que se sometió a la prueba sólo veía una lata común y corriente de Sopa Campbell, como las de Andy Warhol. Al parecer estas personas eran grandes consumidores, y  estaban a la última moda de los smartphones. Por otra parte, la experiencia táctil también era distinta, y hubo persona que decían quemarse al tocar la lata, mientras otros decían que les era imposible asir una, porque la lata se escurría como renacuajo en las manos.

Cabe destacar que el número de personas que participaron como voluntarios en el experimento fue notable y significativo, e incluyó gente de todos los estratos sociales, edades, así como de culturas distintas. Razón ésta de medir el impacto de la experiencia en poblaciones con experiencias y modos de vida totalmente distintos.

De todas estas complicaciones, surgió la idea de crear unos "lentes" de modulación de la experiencia, logrando con éstos una "Interpretación estándar" con forma y sentido del producto. Sin embargo, surgen siempre variables imprevistas, propiciando que el objetivo original del experimento termine por desviarse y salirse de control.

En mi célula de investigación, comandada por la Dra Alma Villalobos, y en trabajo conjunto con el escritor Tsutsui, nos dimos a la tarea de diseñar el concepto del producto en fase intermedia, un concepto prediseñado que constituía la materia prima sobre la que se explayaría el consumidor, de acuerdo a sus propias experiencias personales.

La Dra Villalobos fue enfática en canalizar las emociones al nivel microrelato, con formas táctiles, olfativas, visuales y auditivas, de tal manera que el consumidor creaba su propia historia a partir de un microrelato prediseñado, elegido al azar de un suculento plato de historias legendarias, que incluía fragmentos amalgamados de obras de Dostoyevski, Walser, Kafka, Meyrink, y muchísimos autores consagrados. Todos ellos seleccionados minuciosamente por la doctora Villalobos.

El escritor por su parte, agregó que sería indispensable una dosis suministrada vía olfativa de la planta del Olvido que encontró en el Planeta Porno. Planta que en su estado natural hace olvidar todo al que la roce levemente.

Mi tarea consistió en seleccionar la música que sería el trasfondo al momento que la lata se abría, y al momento del desarrollo del microrelato. Al ver que los expertos en mercadotécnica ya habían puesto nombre a la lata pensé que  la discografía completa de CAN sería el soundtrack prefecto que se amoldaría a cualquier circunstancia dentro de la sensación experimentada.

Lo resultados fueron nefastos, y a pesar de la nobleza de nuestras intenciones los resultados mostraron que no todos están preparados para tales experiencias, y como muestra de ello, fuimos testigos de la muerte súbita de dos personas con sólo abrir la lata, mientras que otros terminaron en el manicomio, con trastornos similares a los que quieren iniciarse en las artes mágicas antiguas y sólo consiguen vislumbrar el fuego eterno, que todo lo consume, por más que se huya de él.


Espero que el proyecto se materialice para bien, y todas las personas tengan acceso a su lata de CAN. Por el momento el proyecto está en la congeladora, mientras se resuelven los asuntos legales por las muertes y los trastornos adquiridos de algunos participantes. Por ahora, mis colegas y yo preferimos no hablar más del tema,  pero se planea desarrollar una máquina generadora de íncubos y súcubos que puedan viajar a través del tiempo, así como el desarrollo de teléfono-personas, que sean capaces de proyectarse en la realidad finita y trabajar en lugar del propietario. Estamos muy entusiasmados. Estaremos informando en cuanto las circunstancias lo permitan.


lunes, 3 de abril de 2017

Se cambia de establo pero jamás de amo

Una país con futuro fomenta el alcoholismo y el suicidio, el primero como forma de vida y no como deporte, y el segundo como deporte y no como forma de vida. ¿O alguna vez han visto que los gobiernos de ciudadanos alcohólicos y suicidas entablen guerra con sus vecinos? ¿o que destruyan su entorno antes que a sí mismos? El señor dinero necesita gente que no beba, que no piense, que haga mucho ejercicio y se pague su propia tumba.  El Romanticismo Alemán fue un primer intento de salir de las tinieblas, hasta que el temor se apoderó del señor Dinero y se los agrupó en la nación de los desterrados dispuestos a salvar el Destino inmediato y fututo. Querer cambiar el "estado de cosas" fue el desenlace fatal. Gracias Marx por echar a perder todo.

La gente común y corriente piensa que hay un grupo de personas que son dueñas del mundo, de éste. No saben que los jefes del planeta  son sólo siervos de una grupo supraterrenal, al que me referiré como "Ellos".

Ellos no son humanos, Ellos no son mortales, Ellos son la extirpe de la que habló Lovecraft, Ellos son sólo cuatro, Ellos obedecen a un Ser Supremo, al que nombraré como Ello. Ellos sólo se comunican con miradas fijas, Ellos comen carne humana, Ellos nos crearon, Ellos nos configuraron, Ellos nos hicieron creer en la vida, Ellos nos ven como experimento, Ellos también son un experimento, Ello los ama, más a que a nada, porque fueron creados a su imagen y semejanza. Ellos dan las órdenes. Ello siempre está llorando, y nadie lo ha visto. Sólo pude escuchar gemidos como de animal carnívoro, al que le arrebatan la comida. Y los golpes sobre la pared eran secos como los golpes de muerte súbita.

En mi calidad de corresponsal, citado por uno de Ellos, enviaron a un hombre misterioso, mismo que me llevó a una parte del desierto del Namib, en algún lugar totalmente aislado del mismo.  El viaje fue terrible, nunca había sentido tanto calor, y además ¡lo recorrimos a pie! El maldito contacto no quería a ningún ser vivo como testigo. Sólo la arena fue nuestra fiel amiga hacia los pozos desconocidos. Cuando llegamos al lugar indicado, sentí como lentamente la arena se me subía como hormigas, mientras éramos arrastrados mi contacto y yo hacia las profundidades del lugar de encuentro. Todo era arena, y por momentos creí que perecería. Pero increíblemente podía respirar, a lapsos vitales. Desde que llegó a mi despacho, hasta que llegamos con Ellos, el mensajero sólo pronunció estas palabras: Ellos quieren verlo. Y ante la fuerza de sus palabras no pude resistir, supe que era algo grande. Tomé sólo lo necesario, un poco de ropa, dinero, mi identificación, cigarros, una botella de bourbon y mi crucifijo de Ziggy Stardust.

Ellos ordenaron la muerte de Jacobo Grinberg, Ellos educaron en el nivel básico a Carlos Castañeda, Ellos dominan la ciencia, no las mundanas, de las que son hasta cierto punto  ignorantes, sino la ciencia de la vida y la muerte. Ellos pueden matar con la vista, uno de ellos tenía forma humana pero con ojos felinos profundos, amarillentos, tristes, pero atentos a cada movimiento mío, otro no tenía ojos, pero tenía cabeza de Elefante, medio cubierta por una ¿burka? otro de ellos no tenía rostro, era como una sombra, una silueta, y cuando se acercó a mí sentí el frio de una congeladora casera; pero el que me recibió era el más singular de todos, porque era un Asno. El hedor a establo me hizo recordar mis viajes primeros viajes a provincia, cuando las falenas con alas de 40 centímetros vigilaban mi cuarto, y los burros entraban a la casa cual huéspedes distinguidos.

Por entre la servidumbre pude ver a Carlos Slim, quien nos sirvió las bebidas con la rapidez de un Sanborns. La que pensé era la barrendera, era Donald Trump que refunfuñaba mientras limpiaba todo a nuestro paso, y brincaba como perrito cuando le aventaban unas ¿nueces? doradas. Cada vez que terminaba mi trago del líquido que sabía a agua, parecía agua,   mi cerebro hervía como huevo en agua, y los colores de mi visión era el preámbulo a una visión totalmente esclarecedora. Me comunicaba con la simple mirada, y ellos me respondían también en miradas. La comunicación precisa de pesadillas era clara y sintética. No hay nada más ordenado  que las pesadillas.

Sí, Arthur Machen los vio, y esas sociedades secretas aún existen. Hay miembros esparcidos por todo el mundo que se han reunido con Ellos. Y la razón por la que fui invitado es porque necesitaban un informe sobre las consecuencias del rock and roll en la juventud. Y al quedar satisfechos con la decadencia de los jóvenes, pensaron Ellos que el rock debía desaparecer, pues ya había cumplido su misión de canalizar el descontento juvenil y materializarlo en mercancía consumible-espiritual , preferentemente empacada en actitudes y modas predecibles.


Ellos crean todo lo que amamos, dan la idea con una mirada y sus fieles servidores las ponen en acción. Todo el conjunto de redes sociales que nos abruman son consecuencia de sus negros pensamientos.  Ya iban a dictar la sentencia de muerte al  rock and roll dentro de la infantil aspiración del ser humano para ser libre, cuando sonó mi teléfono celular, era la alarma, y la canción que sonó era "Shotgun in my mouth" de Haunted George; después vi que por ahí estaba sentado William Hodgson y movía el pie al ritmo de la canción. Eso fue suficiente para que Ellos decidieran darle un soplo más de vida.