Una país con futuro fomenta el
alcoholismo y el suicidio, el primero como forma de vida y no como deporte, y el segundo como deporte y no como forma de vida. ¿O alguna vez han visto que los
gobiernos de ciudadanos alcohólicos y suicidas entablen guerra con sus vecinos?
¿o que destruyan su entorno antes que a sí mismos? El señor dinero necesita
gente que no beba, que no piense, que haga mucho ejercicio y se pague su propia
tumba. El Romanticismo Alemán fue un
primer intento de salir de las tinieblas, hasta que el temor se apoderó del
señor Dinero y se los agrupó en la nación de los desterrados dispuestos a
salvar el Destino inmediato y fututo. Querer cambiar el "estado de cosas" fue
el desenlace fatal. Gracias Marx por echar a perder todo.
La gente común y corriente piensa
que hay un grupo de personas que son dueñas del mundo, de éste. No saben que
los jefes del planeta son sólo siervos
de una grupo supraterrenal, al que me referiré como "Ellos".
Ellos no son humanos, Ellos no
son mortales, Ellos son la extirpe de la que habló Lovecraft, Ellos son sólo
cuatro, Ellos obedecen a un Ser Supremo, al que nombraré como Ello. Ellos sólo
se comunican con miradas fijas, Ellos comen carne humana, Ellos nos crearon,
Ellos nos configuraron, Ellos nos hicieron creer en la vida, Ellos nos ven como
experimento, Ellos también son un experimento, Ello los ama, más a que a nada,
porque fueron creados a su imagen y semejanza. Ellos dan las órdenes. Ello
siempre está llorando, y nadie lo ha visto. Sólo pude escuchar gemidos como de
animal carnívoro, al que le arrebatan la comida. Y los golpes sobre la pared
eran secos como los golpes de muerte súbita.
En mi calidad de corresponsal,
citado por uno de Ellos, enviaron a un hombre misterioso, mismo que me llevó a
una parte del desierto del Namib, en algún lugar totalmente aislado del
mismo. El viaje fue terrible, nunca
había sentido tanto calor, y además ¡lo recorrimos a pie! El maldito contacto
no quería a ningún ser vivo como testigo. Sólo la arena fue nuestra fiel amiga
hacia los pozos desconocidos. Cuando llegamos al lugar indicado, sentí como
lentamente la arena se me subía como hormigas, mientras éramos arrastrados mi
contacto y yo hacia las profundidades del lugar de encuentro. Todo era arena, y
por momentos creí que perecería. Pero increíblemente podía respirar, a lapsos
vitales. Desde que llegó a mi despacho, hasta que llegamos con Ellos, el mensajero
sólo pronunció estas palabras: Ellos quieren verlo. Y ante la fuerza de sus palabras
no pude resistir, supe que era algo grande. Tomé sólo lo necesario, un poco de
ropa, dinero, mi identificación, cigarros, una botella de bourbon y mi
crucifijo de Ziggy Stardust.
Ellos ordenaron la muerte de Jacobo
Grinberg, Ellos educaron en el nivel básico a Carlos Castañeda, Ellos dominan
la ciencia, no las mundanas, de las que son hasta cierto punto ignorantes, sino la ciencia de la vida y la
muerte. Ellos pueden matar con la vista, uno de ellos tenía forma humana pero
con ojos felinos profundos, amarillentos, tristes, pero atentos a cada
movimiento mío, otro no tenía ojos, pero tenía cabeza de Elefante, medio
cubierta por una ¿burka? otro de ellos no tenía rostro, era como una sombra,
una silueta, y cuando se acercó a mí sentí el frio de una congeladora casera;
pero el que me recibió era el más singular de todos, porque era un Asno. El
hedor a establo me hizo recordar mis viajes primeros viajes a provincia, cuando
las falenas con alas de 40 centímetros vigilaban mi cuarto, y los burros
entraban a la casa cual huéspedes distinguidos.
Por entre la servidumbre pude ver
a Carlos Slim, quien nos sirvió las bebidas con la rapidez de un Sanborns. La
que pensé era la barrendera, era Donald Trump que refunfuñaba mientras limpiaba
todo a nuestro paso, y brincaba como perrito cuando le aventaban unas ¿nueces?
doradas. Cada vez que terminaba mi trago del líquido que sabía a agua, parecía
agua, mi cerebro hervía como huevo en agua, y los
colores de mi visión era el preámbulo a una visión totalmente esclarecedora. Me
comunicaba con la simple mirada, y ellos me respondían también en miradas. La
comunicación precisa de pesadillas era clara y sintética. No hay nada más
ordenado que las pesadillas.
Sí, Arthur Machen los vio, y esas sociedades
secretas aún existen. Hay miembros esparcidos por todo el mundo que se han
reunido con Ellos. Y la razón por la que fui invitado es porque necesitaban un
informe sobre las consecuencias del rock and roll en la juventud. Y al quedar
satisfechos con la decadencia de los jóvenes, pensaron Ellos que el rock debía
desaparecer, pues ya había cumplido su misión de canalizar el descontento
juvenil y materializarlo en mercancía consumible-espiritual , preferentemente
empacada en actitudes y modas predecibles.
Ellos crean todo lo que amamos,
dan la idea con una mirada y sus fieles servidores las ponen en acción. Todo el
conjunto de redes sociales que nos abruman son consecuencia de sus negros
pensamientos. Ya iban a dictar la sentencia de muerte al rock and roll
dentro de la infantil aspiración del ser humano para ser libre, cuando sonó mi teléfono celular, era la alarma, y la canción que sonó era "Shotgun in my
mouth" de Haunted George; después vi que por ahí estaba sentado William
Hodgson y movía el pie al ritmo de la canción. Eso fue suficiente para que
Ellos decidieran darle un soplo más de vida.